16 febrero 2006

Reencuentros

Día 8 - 6 de enero de 2006 – Plaza principal – Potosí, Bolivia:
Dimos algunas vueltas por las bellas calles de Potosí buscando algún sitio que satisficiera las elevadas demandas alimenticias de nuestro miembro no "broasteriado". Finalmente terminamos una vez más en la hermosa plaza principal, cosa que no es muy difícil ya que no nos movíamos en un circuito demasiado amplio sumado eso a que la ciudad tampoco es muy grande. En ese momento comenzó una seguidilla de encuentros que continuaría a lo largo de los días subsiguientes. Los primeros en aparecer fueron los 5 anónimos con los que habíamos realizado el peligroso trayecto de Tupiza – Atocha – Uyuni. La charla no se extendió demasiado con estos sujetos más que un "qué tal el salar?" o preguntas de ese estilo rutinarias entre los viajeros. Nos dimos media vuelta y encontramos a Nadia y Coty (nuestras compañeras de año nuevo) sentadas en un banco de la plaza tomando sol. Nos sentamos un rato a charlar con ellas, en la foto que se encuentra arriba se nos puede ver en plena actividad. De pronto nuestro miembro hambriento no pudo aguantar más y nos fuimos a un bar cercano a la plaza recomendado por las chicas. En este lugar, Mr. White y yo reforzamos nuestros almuerzos "broaster" con unos agradables panes saborizados, mientras que Nico almorzó unos creppes de queso. La señora que atendía el restaurante cocinaba muy bien y además era muy simpática, quizá demasiado ya que una vez que comenzaba a hablar era como la roca que perseguía a Indiana Jones: imparable. Sin embargo en esta charla nos hizo algunas recomendaciones sobre destinos y servicios (que en este momento no recuerdo) que a la larga se demostraron falsas en su totalidad. Tras el almuerzo regresamos a la plaza con las chicas y decidimos que para terminar de redondear el almuerzo era necesario un postre por lo que fuimos nuevamente hacia nuestro querido bunker alimenticio. Pedimos dos postres helados que fueron los últimos que comimos hasta Chile pues fueron tan insípidos y desagradables que nadie se animó nuevamente en mucho tiempo. Se acercaba la hora de nuestra partida por lo que nos despedimos de las chicas y comenzamos el regreso hacia la guarida de Spooky man (nuestro conserje) para buscar nuestras mochilas. Nos cargamos los bártulos al hombro y emprendimos el descenso hacia los bajos de Potosí donde se encontraba la terminal de ómnibus. Nicolás quiso ser previsor y llegamos 1 hora antes de que salga la movilidad hacia La Paz, gracias a Dios esto nos dio la chance de estar tirados en el suelo mugriento de la estación. Finalmente, tras vagar sin sentido durante algunos minutos pasada la hora inicial, llego nuestra movilidad y comenzaron a arrojarle los bolsos desde el 2do piso donde se encontraban las boleterías (lo cual está de más decirles que nos puso harto nerviosos). Cuando vimos que nuestras mochilas habían llegado relativamente seguras a las bodegas del micro, abordamos tras abonar, una vez más, el famoso derecho de terminal. Arriba del colectivo conocimos (tras una poco sutil cerrada de camino de Nico) a Juana, una argentina que vivía en Paraguay quien viajaba con su padre y con quien compartimos más tarde una agónica espera. Comenzó el viaje y al rato estabamos todos durmiendo debido a que la película elegida era: "El hijo de la mascara" (medio quintín por los efectos especiales). Debido a la rotación de lugares, me toco compartir el asiento con un desconocido al que ni bien se durmió apodamos "corneta", esta de más aclarar el origen de su apodo. En la parada de mitad de viaje descendimos en un paraje para orinar donde tuvimos que chapotear en las necesidades de otras personas y lavarnos las manos (quienes se animaron) en un tonel de agua. Finalmente subimos a la movilidad, tomamos nuestra pastilla para el paludismo y nos dormimos hasta el día siguiente.
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2 Comentarios:

A las 16/2/06 9:27 p. m., Anonymous Anónimo escribió...

Note que vos y nico estan uniformados... Algun motivo en especial?

 
A las 16/2/06 9:34 p. m., Blogger Julián escribió...

es el uniforme de hippie que nos compramos y que nunca más nos quitamos... fue parte de la embestida capitalista del día anterior.
Al día siguiente Boer y Nico se consiguieron sus segundas trusas de ese estilo... ya vas a ver más.

 

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