27 mayo 2006

Gandalf en tierra media

Día 12 - 10 de enero de 2006 – Tierra Media, Zona Norte– Isla del Sol, Bolivia:
Tras la explicación, algo subjetiva, de nuestro guía, vagamos por el laberinto antropológico de la zona. Era, ciertamente, un lugar maravilloso: de un lado las ruinas del imperio inca y del otro el titikaka con una playa de arenas blancas y finas. Luego de contemplar el bello paisaje y una pequeña sesión de fotos decidimos que, nuevamente, era momento de zamparse una monumental trucha (no así Mr. White que no sabía apreciar las bondades del lago navegable más alto del mundo). Comenzamos el regreso hacía el pueblo norte a través del serpenteante camino, aunque esta vez caminabamos solos, apreciando el camino sin que el guía nos apurara molesta e inutilmente. A medida que caminabamos, nos adentrabamos más y más en un verde paisaje, casas, puertas y cercos de madera, y burros peludos. En esta foto se puede apreciar al mago Gandalf, el verde, a quien nos encontramos en estos caminos.
Finalmente llegamos al pueblo y comenzamos un rally en el que participan todos los turistas (inteligentes) que tenía como premio las últimas truchas disponibles del día. No logramos más que un pequeño pescado que tardó aproximadamente 1 hora y que era acompañado por una mini ración de papas. La naturaleza fue injusta y premio a los de paladar tosco, Boer consiguió rapidamente una hamburguesa que costaba la mitad que nuestros pescados y que era el doble de grande (además de que, obviamente, nuestros pescados no tenían gusto a nada). A la larga terminamos cediendo y compramos una hamburguesa, que no queriamos, solo por odio. Con el estomago relativamente lleno nos tiramos al sol al lado del muelle y observamos a la gente pasar. Tras ver pasar tanto a locales como a turistas (siempre peculiares), se nos acercó un grupo de orientales que habiamos observado anteriormente en las ruinas. Un grupo bastante extraño, muchos usaban guantes y barbijos, y algunos otros usaban varias cámaras de fotos colgadas alrededor de sus cuellos. No recuerdo como fue que este grupo entablo contacto verbal con el nuestro pero si recuerdo una frase que uno de los orientales masculinos de preferencias sexuales dudosas propinó a Gandalf que justamente pasaba por el lugar: "Good looking handsome man". Tras esas palabras Gandalf decidió que era momento de hacerse pequeño y esconderse tras Frodo. El oriental aceptó el rechazo y se refugió en su catamaran de lujo.
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01 mayo 2006

La roca TITI JARJA!

Día 12 - 10 de enero de 2006 – Santuario Sagrado, Zona Norte– Isla del Sol, Bolivia:
Nos levantamos al alba y desayunamos en el comedor del Hostal "Sonia" (que dicho sea de paso se levantó sólo por nosotros), aunque Mr. White optó, una vez más, por 15 minutos más de sueño sin desayuno. Tomamos nuestras mochilas pequeñas con los bartulos indispensables y dejamos el resto en una habitación solo para este objetivo que compartiamos entre 7. Salimos del hostel y nos dirigimos al puerto donde nos esperaba una cola bastante extensa para abordar los barcos rumbo a la isla del Sol. Se generó cierto caos cuando nos tocó abordar ya que la mayoría del grupo prefería viajar en el piso superior, pero finalmente conseguimos nuestro cometido (no sin ser odiados secretamente por el resto del barco). Tras unas 2 horas de viaje arribamos a la zona sur de la isla, que sería nuestro destino final, donde se sucedió una situación peculiar. El niño encargado pidió los boletos y averigüo sobre las intenciones de cada uno de nosotros. Finalmente preguntamos si se podía bajar en el sur, a lo que el niño contestó que no, que no nos detendriamos y que solo subiría gente (????). Asorados, indagamos nuevamente pero solo conseguimos confirmar nuestras sospechas: el barco no se detendría sino que aminoraría la marcha, sin embargo se quedó estable unos 5 minutos en el mismo lugar pero supusimos que solo se trataba de una ilusión óptica-sensorial. 30 minutos más tarde arribamos a la zona norte, donde rapidamente y sin darnos cuenta fuimos incluidos en un tour que nos introdujo en un museo y en un paseo guiado a uno de los 3 puntos magnéticos del mundo (o algo por el estilo): la roca TITI JARJA.
Caminamos un par de kilometros y llegamos a la atracción de la zona norte: el centro religioso del imperio INKA (según el guía). Este lugar era especial para esta cultura debido a una roca con forma de puma que se encontraba en el santuario y que se creía que funcionaba como centro de reunión religioso. Esta roca (JARJA) con forma de puma (TITI) era una de las piedras fundacionales de la religión andina y que habría sido ubicada por el mismisimo WIRACOCHA. Cercano a este punto, el guía nos indico un lugar donde existiría una ciudad sumergida descubierta por el mismisimo Jack Coustou (antropologo y buzo).
En la foto se puede observar al trío tras una mesa de sacrificios del santuario (Cross, Juli y Nico).

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10 abril 2006

Turismo aventura (algo inquietante)

Día 11 - 9 de enero de 2006 – Cementerio – Copacabana, Bolivia:
Con el estomago tentativamente lleno, decidimos que era hora de comenzar a recorrer un poco más el hermoso pueblo en el que nos encontrabamos. Caminamos unos minutos por las calles principales hasta que llegamos a la costa y divisamos nuestra próxima inversión: un bote a pedal bastante pacato que tranquilamente podría haber pertenecido a una flota del rosedal de palermo y al cual hubiesemos tildado de rídiculo si no hubiesemos estado en un lugar tan remoto. Nos dividimos en 2 botes, ya que eramos 7 en este momento, y partimos a recorrer la inmensidad del Titikaka (aunque con nuestro estado físico, los huecos que tenía el bote y la corriente en contra, mucho no pudimos hacer). La cuestión se planteo cuando teniamos que cambiar al conductor (ya que los tres integrantes de la comitiva deseaban guiar al pequeño bote entre las bravas y turbulentas aguas del titikaka). Optamos por una serie de complejas maniobras que debían ser efectuadas coordinadamente para que el bote no se hundiera en la cual el conductor saliente pasaba al asiento de atrás, el conductor entrante pasaba al asiento de adelante y el 3ro. se cambiaba de asiento (aunque nunca entendí porque). Esta maniobra la realizamos 2 veces, siempre con el inminente peligro de terminar con hipotermia (y con todo el dinero y cámara mojados) y no trajo más que éxitos para la comitiva.
Al regresar a tierra firma comenzamos a planear lo que sería nuestra próxima actividad: subir un morro para observar el atardecer. Pedimos instrucciones, compramos provisiones como agua (al "tiempo" obviamente), Nico se baño en off (aunque no había un solo insecto a 10 km a la redonda, aunque él aseguraba que lo habían picado todos los bichos conocidos por el ser humano) y partimos. Inicialmente la subida parecía bastante complicada, muy empinada para nuestra poca experiencia pero debiamos foguearnos para el camino Inka por lo que optamos por seguir adelante (no así la parte femenina de la comitiva que optó por un deshonroso descenso y una helada cerveza (dudo que la hayan conseguido de todas formas)). Tras un principio complicado la pendiente cedió, pero solo brevemente ya que posteriormente se volvió casi vertical por momentos. A esta situación compleja desde ya, se sumaban dos cuestiones: la prisa por llegar a la cima para observar el atardecer y que la zona era un cementerio de botellas de vidrio rotas y latas oxidadas, además de que no existía un camino delimitado. Finalmente logramos llegar hasta la parte superior del morro donde se encontraba el cementerio. Observamos un atardecer espectacular sobre el lago y nos quedamos tomando fotografías y descanzando, tal como se puede observar en la fotografía superior.
Cuando comenzamos a descender ya era noche cerrada y la visibilidad era prácticamente nula, aunque por suerte existía un camino alternativo muy civilizado (de otra forma hubiesemos muerto desengrados en el intento por descender) que nos permitió descender fácilmente. Sin embargo estabamos en un cementerio, y Nico y yo estabamos algo sugestionados. En el primer trayecto, tras girar en una curva, un borracho/anciano/lunático/loquesea (era muy oscuro para ver) nos vociferó alguna cuestión en un idioma inentendible y provocó nuestro primer sobresalto del camino de bajada. A los pocos minutos, escuchamos una voz que salia desde las tumbas y nos hablaba a nosotros, obviamente este fue un segundo sobresalto. En este caso se trataba de Ariel (el 4to miembro temporal de la comitiva) que nos esperaba junto a algunas lapidas ya que se había adelantado. Y el último sobresalto ocurrió cuando, en el último trayecto del recorrido, nos comenzaron apuntar con un haz de luz laser desde el bosque (bosque = animales = cazadores = escopetas = miras telescópicas, ese fue el recorrido de nuestras mentes) y decidimos correr.
Llegamos al pueblo, reunimos a la comitiva y fuimos a comer. Tras un día con mucha activadad decidimos que lo siguiente debía ser un buen descanzo y nos dirigimos al hotel ya que al día siguiente partiamos temprano hacia la Isla del Sol.
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04 marzo 2006

Bon vivants!

Día 11 - 9 de enero de 2006 – Pizzeria – Copacabana, Bolivia:
Nos levantamos alrededor de las 11 de la mañana ya que decidimos que si estabamos en un lugar bonito, relajado y pequeño no había porque levantarse tan temprano. Pese a que, para este momento del viaje, Mr. White había comenzado a aumentar los decibeles de sus ronquidos a niveles insospechados, pudimos descanzar bastante y amanecimos de buen humor. Alrededor de las 12:30 estabamos por la calle principal buscando un lugar donde desayunar pero en esta ciudad tenían poco respeto por las personas de buen dormir, por lo que no conseguimos ninguno. Ni lentos ni perezos optamos por un temprano almuerzo que podría ser renovado más tarde en caso de hambre ya que no pensabamos cohartar nuestros gastos en este pueblo que tan bien nos sentaba. Enfilamos hacia la costa del lago donde había muchos puestos que vendían, sobretodo, pescado. Existía uno en particular, uno donde yo debía entregar unas fotos que me había dado mi primo quien había tenido una pizzeria en esta pequeña feria hacia un tiempo. Buscamos el puesto y aceptamos gustosos la invitación de quedarnos a comer trucha (Gonzalo optó, erroneamente a mi gusto, por un lomo). Nos preguntaron que deseabamos beber y nos decidimos por una coca cola con la condición de que fuera "FRIA DE LA HELADERA" (los bolivianos consideran que frio significa "no caliente" ergo natural). La señora procedió a capturar una coca cola de una repisa y abrirla instantaneamente con lo cual no tuvimos opción de patalear. Disfrutamos de nuestro "brunch", pagamos pues la invitación no fue lo que tradicionalmente conocemos como tal en Argentina y partimos nuevamente hacia el centro. Ahí nos encontramos nuevamente con Leticia y Luciana quienes vagaban por la feria tratando de regatear cualquier cosa que encontraran. Con ellas nos dirigimos a la empresa Panamerica (los mismo que nos llevaban de un lado a otro desde Tiwanaku) y negociamos nuestro viaje a Puno, el cual se encontraba abierto, y procedimos a comprarles un viaje a las islas flotantes de los huros pues no se aseguró que desde allí era más barato (NO ME ACUERDO EL NUMERO, PERO SI QUE FUE UNA MENTIRA BOLIVIANA!). Con el viaje asegurado nos dirigimos hacia la zona de los restaurants ya que nuestras compañeras no habían almorzado y nosotros nos sentiamos dichosos para comer algo más. El sol era más que agradable ese día y buscamos un local con mesas al aire libre. Encontramos un lugar muy agradable y ordenamos un par de pizza para los 5, junto a una coca. Nos trajeron la coca cola acompañada de una pequeña picada lo cual nos pareció un buen gesto aunque la bebida, obviamente, estaba "al tiempo" (natural). Pasó el tiempo y nosotros no nos alarmamos ya que esto es algo natural en Bolivia. A los 30 minutos la paciencia era poca y los comentarios sobre el tiempo se hacían más notorios en el grupo, en ese momento observamos a uno de los mozos salir apurado del local a lo que no le prestamos demasiada atención. A los 15 minutos volvió el buen hombre con una bolsa en la mano, nada extraño hasta que vimos lo que contenia la bolsa: un paquete de harina. Los comentarios subieron de tono y se mezclaba la indignación con lo jocoso. 10 minutos más tarde el mismo individuo salió nuevamente. El humor se había adueñado de la situación y arriesgabamos en chiste lo que el hombre estaría comprando. El surrealismo se adueño de Bolivia cuando el sujeto volvió con un paquete de queso. En ese momento procedimos a formular todo tipo de teorías que iban desde la falta de uso de las heladeras hasta el desconocimiento del concepto stock.
En la foto de arriba se puede observar al trio en la dulce espera de la pizza previo a que se sucedan los acontecimientos relatados.
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03 marzo 2006

Caótica salida de la caótica La paz

Día 10 - 8 de enero de 2006 – Templo del Sol – Tiwanaku, Bolivia:
Tras yirar algunas horas por Tiwanaku soportando al resto de nuestro grupo (sobretodo a un asqueroso nabo arqueotipo de turista al cual apodamos Little Charles, porque era un carlitos) fuimos a comer. A todo esto ya se había pasado la hora a la cual debiamos retornar para tomar la movilidad desde La Paz hacia Copacabana por lo que Nicolás llamó por teléfono a la empresa y le aseguraron que tendriamos lugar en la camioneta que saliera al horario que llegasemos. Subimos nuevamente a la combi para gente con piernas reduicdas y emprendimos el viaje de regreso hacia La Paz. Pasamos por el tráfico insoportable del Alto que por suerte se encontraba de la via de enfrente. En las afueras de La Paz paramos al borde de la autopista (algo arriesgado debo aclarar) para tomar fotos desde un mirador improvisado. En esta fotografia puede observarse la ciudad de La Paz desde las alturas y como esta misteriosamente construida sobre el valle y las montañas que la rodean. Finalmente llegamos a la ciudad y tuvimos que caminar a toda marcha pues estabamos tarde para la última combia rumbo a Copacabana. Caminamos a toda marcha las cuadras que nos separaban de nuestro hostal y en el camino nos cruzamos con Ariel y Rosario a quienes les contabamos que viajabamos rumbo a Copacabana en breves minutos, sin embargo no tuvimos tiempo de quedarnos a esperar su decisión. Cargamos nuestros bartulos y volvimos a la calle donde nos encontramos con Leticia y Luciana quienes vagaban rumbo a su hostal. Sin mucho tiempo para conversar nos subimos a un taxi que nos paseo misteriosamente hasta que llegamos a la terminal (no nos importó demasiado ya que el precio había sido fijado al inicio). En la puerta de este edificio encontramos a Coty y Nadia quienes estaban sentadas en la puerta, nunca supimos porque. Este fue el último de esta seguidilla de casuales encuentros en no más de 20 minutos. Llegamos a la boleteria de la empresa Panamericana y una señora algo excedida de peso nos empujo hasta la puerta de salida, nos metió en un taxi y le indico vaya uno a saber que. No llegamos a comprender que sucedía pero la situación no era agradable ya que el taxista sufría de esquizofrenia, y cuando no se encontraba hablando con su amigo imaginario era poco amable. Finalmente llegamos al cementerio y allí aguardaban algunas combis. Nos subimos en la que nos indicaron y comenzamos a esperar. Una vez más presenciamos una tradición del norte: mientras una combi no este llena, no parte, no importa que diga el horario. Al rato llegaron Rosario y Ariel que subieron a la combi ya que habían decido partir rumbo a Copacabana. Luego de hora y media partimos rumbo al Alto donde la combi volvio a parar para intentar llenarse hasta el tope. Finalmente tomamos la ruta aunque previamente paramos en una estación de servicio para carga OIL. Tras unas 2 horas de viaje llegamos a medio camino donde debimos descender de la movilidad y tomar un ferry, mientras el transporte cruzaba por otro lado. Cruzamos de San Pedro a San Pablo, o viceversa, nunca supimos, pero la cuestión es que fue el primer cruce del Titikaka que realizamos y fue exitosa. Subimos nuevamente a la movilidad y emprendimos la segunda parte del trayecto, la cual fue notoriamente más peligrosa que la primera pues era un camino de montaña rodeado por bosque y ya eran alrededor de las 8 de la noche. Además de estos factores no modificables, el chofer insistia en conducir como si fuera un inglés y desafiando al resto de los conductores a carreras. Alrededor de las 22 llegamos a Copacabana. Ni bien bajamos nos sentimos realmente bien, a gusto y supimos que ese pueblo sería de nuestro agrado. Instantaneamente una señora se nos acerco y nos ofreció una habitación en su hotel Sonia. Tras un breve regateo conseguimos un precio de unos 12 bolivianos por persona con baño privado (5 pesos por persona, una ganga). Dejamos nuestro equipaje en la habitación que resultó ser un cuarto muy agradable aunque con una escases de camas por lo cual me tocó dormir en un colchon en el suelo.
Recorrimos el pueblo con rumbo a la costa, buscando trucha pues Nico (especialmente) y yo estabamos tentados. Nos encontramos con un restaurant bastante agradable y nos metimos. Tras hora u hora y media, y algunas idas hasta el mercado del mozo pues no contaba con stock de absolutamente nada, pudimos disfrutar de una comida excelente: lasagna, pizza, fajitas, etc.
Retornamos al hotel y nos acostamos a dormir, había sido un día extremadamente largo con grandes picos emocionales.
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28 febrero 2006

Mal día en Tiwanaku

Día 10 - 8 de enero de 2006 – Templo del Sol – Tiwanaku, Bolivia:
Nos levantamos realmente temprano (alrededor de las 7 de la mañana), alistamos nuestros bartulos (los cuales fueron dejados en la conserjería) y a las 8 estabamos en la puerta esperando la movilidad que nos transladaría hasta el Centro Arqueológico Tiwanaku. Realmente, y estoy completamente seguro que hablo en nombre del trío, no queria hacer esa excursión, no en ese momento por lo menos, solo quería dormir. Sin embargo ya habiamos pagado y nos habían recomendado este lugar pues era (sin poder evitar las odiosas comparaciones): el Machu Picchu boliviano. Finalmente arribó la pequeña (muy pequeña) combi pero ahí se presentó el primer escoyo del día: Julián Schlaen no aparecía entre los pasajeros y los asientos no eran suficientes. Nuestro humor no era el mejor para enfrentar este tipo de situación pero no hubó otra forma. Tras una breve discusión con el guía y un par de llamados de teléfonos el conflicto fue solucionado, plegamos nuestras piernas y subimos a la movilidad. Afortunadamente dos pasajeras no aparecieron y el lugar alcanzó (en los papeles por lo menos pues no había forma de que el lugar sobrara en esas combis). Comenzó el trayecto y descubrimos que había que sumar al coctel encabezado por nuestro mal humor y sueño, un grupo de cuatro argentinos discutiendo "profundamente" sobre política argentina. Nuestro malestar iba en aumento aunque debo aceptar que yo era (como generalmente sucedía) el que peor humor tenía. Tras severos cabezasos al vidrio de la ventanilla llegamos a Tiwanaku (previo paso por un mirador que a nadie le importó) y una vez más, las cosas NO mejoraron. La entrada al parque arqueológico costaba 20 algo, no recuerdo si pesos o bolivianos, pero en el momento nos resultó bastante caro. Comenzamos un recorrido por el museo de la excavación que resultaba interesante pese a que por momentos era imposible combatir contra ese enemigo intimo que es el sueño, el cual se apoderaba de la situación. Yo no recuerdo ninguna explicación en este momento, quizás alguno de mis compañeros lo haga y pueda plasmarla en algún comentario. Finalmente pasamos a recorrer las piramides y los templos de esta antigua ciudad. Lo que si puedo recordar es que esta cultura es antecesora a la incaica, y desde ella partieron los fundadores de Cuzco (Pachacutec, el 9° Inca si mal no recuerdo según las leyendas). A todo esto nos mostraron los 3 templos principales del complejo que representan (seguramente) a los 3 mundos de los incas: inframundo, tierra y divinidades (no recuerdo sus nombres originales). En las afueras del templo más importante, el del Sol, fué tomada la fotografía que pueden observar. En ella se encuentra el trio con su pintoresco uniforme hippie. También se observan dos sombreros pertenecientes a "La comunidad del Sombrero" y un pedazote de cámara que pertenecia al sujeto que amablemente nos tomó la fotografía.
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22 febrero 2006

La cuna del CAOS

Día 9 - 7 de enero de 2006 – Centro – La Paz, Bolivia:
Salimos del mercado Lanza donde habiamos logrado encontrar algo de relativa paz y volvimos al paradójico CAOS de LA PAZ. Caminamos bordeando la avenida principal hasta la iglesia de San Francisco, un edificio bastante impresionante con bellas ornamentaciones que es simbolo de la ciudad. Tras un breve tour por la iglesia procedimos por la calle lateral llamada Sagarnaga y que es donde se encuentra el denominado "mercado artesanal". En ese momento fue cuando decidimos que nos sentiamos demasiado idiotas cargando la mochila delante como nos habían recomendado varios policias. Nos pareció que la facha era más importante que la seguridad, por lo que pasamos las mochilas a su lugar tradicional. Pispeamos algunas artesanias pero todavía teniamos que superar el obstaculo de la falta de cambio boliviano. Seguimos subiendo y llegamos a un mercado alimenticio sobre la mismisima calle que resultó bastante impresionante. Había una gran variedad de alimentos (que a mi, personalmente, me tentaban mucho aunque parecían poco higiénicos) incluyendo ciento veintidos tipos de papas, carne y pescados sobre el suelo, unas bolsas llenas con gelatina con una pajita que salía de ellas y unos vasos tapados rellenos con un liquido color ambar y un carozo de alguna misteriosa fruta. Tras algunas vueltas por el mercado nos dirigimos hacia un banco para cambiar nuestro dinero donde se dió una situación algo peculiar. Julián "gringo" Schlaen (o sea yo) se acercó al cajero y le preguntó amablemente: "¿A cuanto está el cambio con el dolar?" en un perfecto castellano pues esta es su lengua materna, a lo que el cajero respondió en un rústico inglés: "seven ninety eight". En fin...Seguimos recorriendo la ciudad y llegamos al mercado UYUSTUS. Eran cuatro hileras interminables de puestitos que vendían lo que sea, los mismos productos que se pueden encontrar en un Carrefour o un Coto. Empezamos a recorrer el mercado y tras 15 minutos de caminata en fila india, comenzamos a desesperarnos pues no se observaba ninguna probable salida en el horizonte. 20 minutos después logramos salir de ese antro alargado y emprendimos el regreso. En la imagen puede observarse el desorden de las calles paceñas, generado mediante un combo de puestitos en sobre las veredas y las millones de combis que navegan sus calles (cada una con su respectivo GRITON). El caos pudo con nosotros y nos perdimos, por lo que tuvimos que acudir a los policias más amables (quizá en exceso) sobre la faz de la tierra. No solo nos indicaron el camino sino que nos acompañaron durante 3 o 4 cuadras hasta que encontramos nuestro rumbo. Volvimos a Sagarnaga (la calle de los artesanos) y comenzó el 2do frenesi capitalista del viaje. Nos hicimos de: varios tapices, algunos pantalones hippies más, fundas de almohadones, algunas banderitas para las mochilas, pelotas de malabares con semillas de maiz (lo cual lo sabriamos más adelante, en la frontera con Chile) y algun que otro souvenir que ahora no recuerdo. Volvimos al hotel donde conocimos a dos argentinas vecinas de nuestro cuarto que nos cruzariamos algunas veces más durante el viaje y con las cuales comenzó una sanguinaria competencia por el mejor viaje: ellas nos corrían con los precios bastante más bajos que ellas conseguían, sin embargo nosotros contabamos con un arma secreta invencible: nosotros ibamos a Machu Picchu y ellas no. Salimos nuevamente (tras una larga espera para que Doña Florinda nos abriera la puerta) y fuimos a almorzar, lo cual no fue tarea fácil. Recorrimos gran parte de La Paz buscando un restaurant normal que sirviera comida "relativamente" sana. Pasamos por la plaza donde se encuentra la casa de gobierno y finalmente llegamos a nuestro destino. Tras un mediocre almuerzo seguimos nuestro recorrido. Nos dirigimos hacia la estación terminal pues deseabamos salir de La Paz lo más rápido posible con rumbo a Copacabana, el caos nos superaba. En ese momento cometimos uno de los errores más grandes del viaje: sacamos numerosos trayectos abiertos con la misma empresa la cual nos aseguró que era mucho más barato hacerlo de esta forma. 3era, 4ta y 5ta mentira boliviana. Luego volvimos hacia la zona de los artesanos pues nos quedaba por recorrer el "mercado de las brujas" pero en el camino nos encontramos con Rosario y Ariel, quienes estaban en una confiteria merendando. Ellos nos acompañaron hasta la callecita que no presentó más que alguna que otra sopresa como: polvos para el amor y el sexo, algun que otro sapo disecado y algunos fetos de llama. Volvimos hacia el hotel (previo paso por el cyber) y cenamos sopa crema, galletitas, atun y agua dentro del cuarto con una de nuestras vecinas.Finalmente nos acostamos, excesivamente cansados, a dormir pues al día siguiente había que madrugar para realizar el tour a Tiawanaku.
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