02 febrero 2006

ENTRAMOS A BOLIVIA


Día 4 - 2 de enero de 2006 – "Estación terminal" – Atocha, Bolivia:
Nos levantamos alrededor de las 6 de la mañana (habiéndonos acostado a las 2 aproximadamente) y seguíamos acumulando sueño. Nos despedimos de Constanza y Nadia y partimos nuevamente hacia territorio hostil. Una vez en la frontera decidimos que esta vez sería prudente hacer los tramites migratorios por cuestiones de seguro de viaje y porque nos copaba la idea de que empezar a rellenar nuestro pasaporte con sellitos. Caminamos hasta la terminal de movilidad y plantamos campamento mientras esperábamos que nuestro transporte saliera (entretanto observábamos al resto de la gente, que en teoría partía una hora más tarde, yéndose antes que nosotros). Finalmente apareció nuestra movilidad y nos dispusimos a abordarlo, pero apareció lo que sería una constante a lo largo de todo el trayecto: una "amable" señora se interpuso entre los aspirantes a pasajeros y la puerta de acceso al transporte mientras demandaba el abono de 2 bolivianos en concepto de "derecho de terminal" (fué lo más parecido a "inspector de billeteras" que expertimenté). Tras una breve discusión entre esta señora y otra pasajera que no estaba deseosa de colaborar con la terminal de Villazón, subimos a la movilidad.
Dada la rotación de asientos que se había establecido en el grupo era el turno de Gonzalo de viajar solo, mientrás que Nicolás y Julián viajarían en el asiento de adelante suyo. En este colectivo fue que la peor pesadilla se hizo realidad, una chola de compañera de viaje. No solo eso sino que esta señora boliviana contaba con numerosas bolsas, un joven sin boleto y un olor prominente. Sin embargo, fiel a su filosofía de vida (y preparando el download que se venía en Tupiza), Mr. White dormitó todo el viaje. Tras un viaje sin grandes sobresaltos y con un lindo paisaje acompañandonos, llegamos a Tupiza. Esta ciudad, por lo poco que vimos, no presentaba grandes intereses más que estar en el camino hacia Uyuni. Sin embargo la cuestión no fue tan fácil como parecía en Villazon, pero mucho más fácil de lo que podría haber sido (por situaciones que después nos enteramos). Mientras Boer hacia una descarga en el baño (previo abono del primer derecho de sanitario obviamente) 5 porteños anónimos (ya que no me acuerdo sus nombres y no hay fotos) nos ofrecieron compartir una 4 x 4 hacia Uyuni por 70 bolivianos por persona. Sin dudarlo aceptamos y subimos a la movilidad. Sin embargo en este momento comenzó la verdadera aventura. Eramos alrededor de 12 personas en una Freelander. Adelante viajaban 3 personas y atrás eramos 9 sentados con las espaldas contra las ventanillas (como en el subte B).En este momento se puede decir que nos sentiamos de lleno en Bolivia.
El viaje hasta Atocha (la parada previa a Uyuni) fue, sin dudas, el más duro de los que afrentamos. Era un camino de tierra, con precipicio constante hacia un lado y una curva tras otra, todo esto sin contar que nuestro conductor quería quitarle una basurita del costado a la camioneta intentando rasparla con todo auto que pasaba en la via contraria. El saldo de este viaje fueron 2 paradas para vomitar en la que cayeron 4 pasajeros, más un vómito en una bolsa dentro de la camioneta. El saldo de nuestro grupo fué: dos expulsiones de una sola persona, una arcada con baja de presión para otra y un cagaso padre para el tercero. Finalmente cuando estabamos llegando a Atocha se largo a llover y granizar.
La foto de este comentario es el agradable pueblo de Atocha y Nico en tratativas.
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1 Comentarios:

A las 3/2/06 11:10 a. m., Blogger Lucio Bosco escribió...

Jajaja me mató lo de los vomitos arcadas y demas... que lindo momento no?

Sigo esperando lo del Salar de Uyuni (que saaaaaaaaaaal!! para variar viste...)

Muy bueno che! (no pares de escribir que hacemos el libro ya....)

 

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